Los comerciantes les alimentan para evitar presencia de roedores entre sus productos. Expertas dicen que una gata puede estar en parto hasta seis veces al año, por lo que puede tener hasta 25 crías anualmente.

En La Paz, la crianza de gatos en centros de abasto provoca proliferación de felinos callejeros, situación que genera preocupación. Los comerciantes les alimentan para evitar la presencia de roedores entre sus productos. Sin embargo, especialistas advierten que el riesgo es que esos animales pueden ser transmisores de enfermedades.

“En el mercado Uyustus y en el Uruguay hay gran cantidad de gatitos vagabundos. Las vendedoras no los botan porque quieren que cacen a los ratones”, afirmó la activista Silveria Laureano, impulsora de la Ley 700 de protección y defensa a los animales contra actos de violencia y maltrato.

Eso es evidente, según Vivian, una de las vendedoras del Mercado Uruguay. Ella contó que en ese centro de abasto hay varios gatos que deambulan por el lugar. “No salen de día, sino de noche y pasean por el mercado para pedir comida”, relató.

Aseguró que existe una especie de “círculo vicioso”, dado que las hembras tienen crías y si son hembras sucede lo propio cuando crecen. “Recuerdo que vi primero una gatita, luego tuvo sus crías, después ellas también otras crías y ahora son varios”, dijo, aunque resaltó que algunas vendedoras o los compradores los atrapan y se los llevan a sus casas.

“En el sector de las maiceras, son más. Y las vendedoras les alimentan para controlar la proliferación de ratones. Los gatos los cazan y ahora ya no hay tantos roedores”, acotó Vivian.

Ella aseguró que a diferencia de los perros vagabundos, los gatos se esconden en los puestos para dormir y “siempre andan solos”.

De la misma forma también se observó a gatos en la calle Munaypata donde se vende carne de cerdo y en la avenida Max Paredes, en el sector donde venden verduras. “Los gatos vienen a cazar ratones”, afirmó doña María, una de las vendedoras del lugar. También hay gatos en el Mercado Rodríguez.

Laureano observó que no existe un control ante la proliferación de estos animales. “¿Qué hacen las autoridades al respecto?, nada”, dijo, antes de asegurar que es “el municipio (el que) tiene que sancionar económicamente a los dueños irresponsables, porque la gente no tiene la costumbre de hacer esterilizar a las hembras, castrar a los machos o de que se regule la adopción de estos animales de manera responsable”.

La activista estima que en el departamento de La Paz existen al menos “700 mil gatos callejeros”, aunque no hay un registro oficial al respecto.

Este medio intentó recabar información a través de la Casa de la Mascota, dependiente del municipio de La Paz, pero informaron que no se cuenta con datos reales.

Según la activista y directora de la campaña Spay Bolivia, Áfrika Gutiérrez, la cantidad de gatos abandonados en Bolivia se ha triplicado. Comentó que si antes en una zona había un gato deambulando, ahora son tres. “Eso, debido a que una gata tiene entre tres a cuatro partos anuales y en cada parto seis crías. Es decir que en promedio al año tiene 25 crías”, afirmó.

Para la activista, en esta ciudad, los gatos callejeros pasean más en los techos.

Patricia Frías, médico veterinaria zootecnista y directora de la clínica veterinaria Pirahiba, resaltó que “en la zona Sur ya se están viendo gatos en las calles y eso es preocupante y debería ser una alerta para poder esterilizar a todos los animales”.

Esa medida contribuiría -dijo Frías- a evitar que los gatos callejeros transmitan enfermedades zoonóticas a las personas. Entre los males más comunes está la rabia.

“Gatos que se pelean con ratones pueden morder a la persona y transmitir la enfermedad”, alertó. La médico veterinaria zootecnista de la Unidad de Salud Integral de Animales y Zoonosis del municipio de La Paz, Orlinda Bozo Ríos, aseguró que los felinos callejeros también pueden ser “transmisores de males graves como la tuberculosis, las hepatitis, la leptospirosis, la parasitosis, la micosis”.

Por eso, aseguró que en La Paz se trata de controlar la población felina con esterilizaciones.

Las activistas aseguraron que la esterilización es la única forma de controlar la proliferación. “Mucha gente deja que su gata tenga crías y luego no sabe qué hacer con ellas. Tan sólo el jueves, dejaron en la puerta de Pofoma una caja con una gata y sus crías”, dijo Laureano.

Por eso reiteró que la esterilización y las charlas sobre tenencia responsable de animales de compañía son las herramientas básicas para evitar la sobrepoblación. Aunque los precios de la esterilización son un poco elevados, la gente puede acudir a las campañas.

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